Un estudio señala que la demanda de procedimientos de nariz y mentón ha aumentado debido a las distorsiones de los rasgos faciales provocadas por los selfies, razón por la que los jóvenes se hacen tantas cirugías plásticas.

Con distorsiones poco realistas de los rasgos faciales, los “selfies” tienen un efecto que puede generar un aumento en las solicitudes de cirugía plástica innecesarias. Así lo demuestra un reciente estudio publicado en Plastic & Reconstructive Surgery.

“Los jóvenes son los más afectados por este fenómeno”, dice el cirujano plástico José Miguel Pérez-Jaranay Talavera , miembro de la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (SECPRE). “Tener una cámara en la mano en todo momento es una invitación al autorretrato desde todos los ángulos y en todas las situaciones.”

“Eso genera frustración, pues siempre hay un ángulo que desagrada, sobre todo al comparar fotos de otras personas en las redes sociales, ignorando que muchas de ellas son producidas y manipuladas digitalmente”, agrega.

El estudio incluso señala que los pacientes utilizan cada vez más fotografías tomadas con cámaras de teléfonos inteligentes para hablar con un cirujano plástico.

Existe una relación documentada entre el aumento de selfies y las solicitudes de rinoplastia -o cirugía para cambiar la apariencia de la nariz-, especialmente entre las personas más jóvenes. Así como la mentoplastia , ya que estos retratos suelen cambiar el aspecto de la nariz y el mentón.

Distorsión de la realidad

Debido a que las cámaras pueden distorsionar las imágenes, especialmente cuando se toman de cerca, es posible que las selfies no reflejen la verdadera apariencia de un individuo, según la investigación.

Otro punto señalado por el trabajo que influye en el crecimiento de los procedimientos estéticos es la excesiva cantidad de horas observando imágenes editadas milimétricamente para lograr la “perfección”.

“La adolescencia es una etapa en la que la autoestima aún depende mucho de verse bien, por lo que salir bien en los selfies se convierte casi en una obligación”, apunta el Dr. Jaranay. Eso lleva a los jóvenes a buscar formas de sentirse mejor y la cirugía es una de ellas”, agrega.

Sin mencionar que los adolescentes están cada vez más informados y seguros de lo que les molesta y lo que se puede cambiar. “Esta es una influencia de un mundo conectado y con gran disponibilidad de información. Los selfies solo resaltan el objeto de la incomodidad”, dice el médico.

El estudio

Para investigar cómo los selfies pueden alterar la apariencia, los investigadores trabajaron con 30 voluntarios: 23 mujeres y siete hombres, tomando tres fotografías de cada persona, dos a 30 y 45 centímetros de distancia, con un teléfono móvil para simular selfies con un solo brazo, doblado o recto, y una tercera a metro y medio, con una cámara digital réflex de lente única, típicamente utilizada en clínicas de cirugía plástica.

Las tres imágenes fueron tomadas en la misma sesión bajo condiciones de iluminación estándar.

Los selfies mostraron distorsiones significativas. En promedio, la nariz parecía un 6,4 % más larga en selfies a 30 cm y un 4,3 % más larga en selfies a 45 cm en comparación con la fotografía clínica estándar.

También hubo una disminución del 12 % en la longitud de la barbilla en las selfies de 30 cm, lo que llevó a un aumento sustancial del 17 % en la proporción de longitud de la nariz a la barbilla.

Los selfies también hicieron que la base de la nariz pareciera más ancha en relación con el ancho de la cara. La conciencia de los participantes sobre estas diferencias se reflejó en la forma en que calificaron las fotos cuando se compararon una al lado de la otra.

El estudio alerta precisamente sobre este problema de los adolescentes y jóvenes, que se encuentran en un proceso de neurodesarrollo relacionado con la realización de comparaciones de sí mismos con los demás, creando problemas anímicos y aumentando la insatisfacción corporal.

“Muchos cambios en nuestra sociedad, incluidos los selfies, las redes sociales y el aislamiento de Covid-19, han llevado a un aumento de las tasas de problemas de salud mental en este grupo de edad, como depresión, ansiedad, adicción y trastornos alimentarios, lo que explicaría el por qué los jóvenes se hacen tantas cirugías plásticas”, advierte el Dr. Jaranay .

Pero, ¿Por qué los jóvenes se hacen tantas cirugías plásticas?

Según el doctor, una alerta importante está relacionada con las cámaras de los smartphones, que provocan un efecto llamado Ojo de Pez, que distorsiona la imagen dejando la nariz, por ejemplo, mucho más grande de lo que es en realidad.

La iluminación y el ángulo también son dos puntos importantes para una buena foto y que pueden influir en la autopercepción. “Todo es cuestión del contraste entre la luz y la sombra y el ángulo elegido”, dice el cirujano. “Tanto es así que en las fotos que tomamos antes y después de las cirugías, todo tiene que estar estandarizado para poder comparar”.

Esto significa que la distancia entre la cámara y el paciente, la intensidad y dirección de la luz y el tipo de lente deben ser siempre los mismos. “Cuando un paciente percibe, a causa de su fotografía, una nariz más grande de lo que realmente es, corresponde al médico, en una conducta ética y correcta, tratar de hacerle entender que no se corresponde con la realidad”.

En el caso de que exista una indicación real para la cirugía, el cirujano plástico argumenta que no hay problema en operar a los adolescentes. “La indicación está más ligada al problema que a la edad del paciente. Pero es importante tener una buena conversación con el médico antes de cualquier procedimiento. Las personas son cada vez más críticas, y esto genera mayores expectativas con respecto a los resultados de una cirugía“, concluye el Dr. Jaranay.

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